Madre francesa, padre británico, un poquito de «franglés» y, desde siempre, pasión por el inglés. Viví muchos años en Francia, unos cuantos en Inglaterra y en otras
partes del mundo y no tardé en descubrir mi pasión por la lengua española.
Después de seis años de estudiar idiomas extranjeros aplicados al comercio, al derecho, a la comunicación y al marketing y varias experiencias profesionales aquí y
allá, finalmente tuve una revelación: había nacido para ser traductora. Concretamente, traductora autónoma.